miércoles, 8 de diciembre de 2010

Amor.. Y luego... Y luego que?

Tus labios en mis pupilas hicieron una invitación, tu boca en la mía se hizo beso, el beso se hizo deseo, el deseo se hizo calor, luego el calor se hizo movimiento, y se hizo sudor que se volvió vapor y escapo por la ventana entre abierta por donde la luna nos espiaba, iluminando un desorden de ropa en el suelo formando un paisaje lunar en ese lugar escondido donde cada uno da lo que recibe, donde nada es mas simple que ser y no hay reglas. Donde nada se pierde, todo se trasforma, donde a otra das el Amor que hoy yo te devolvía.
Tu vino en mi copa, mi cuerpo y el tuyo. Escuchamos el tiempo caer, sentimos un momento llegar y otro irse.
El aire se llena del Amor del que somos cómplices, ese Amor que es causa y efecto, Amor que condena y perdona. Que forma un puente entre tu corazón y el mío. Amor ciego que piensa y canta, que imagina tus miradas en las mías. Amor que siente como te alejas, que jura que te ve volver por un instante pero al siguiente recuerda que es ciego, Amor que sale del sueño en que no sabia que estaba sumergido.
Despierta. Despierto. Despiertas. No hay nada. Camas vacías. Sabanas frías Fue un sueño de esos extraños...
Las lágrimas vienen del cielo, caen al mar, vuelven a mis ojos y afuera no para de llover. Amor al que le cuesta creer que va a sanar. Sin saber aun cuando nació ni cuando murió. Solo que estuvo vivo. Que vio a la vida en su máxima expresión sin pensar siquiera que morir también es ley de vida.
Amor que se hizo tristeza, luego se hizo lagrima, se hizo dolor y del dolor nació la soledad que hoy vigila las cicatrices del alma.
Soledad que acompañas y clavas tus dedos color marfil en mi espalda desnuda. Tocaste mi puerta y sin saber que eras tú quien tocaba te deje entrar.
Cierro mis ojos cayendo presa del sueño.

Vuelo.
Vuelvo a ese lugar donde solo estamos tu y yo y las puertas del cielo se abren de par en par. Mi boca se queda sin voz tratando de pronunciar una frase que mi mente ya olvido.
Tu vino en mi copa. Mi cuerpo y el tuyo. La luna. Tu boca. El deseo. El calor. El sudor. El vapor. Y por fin, por la ventana, el viento que trae nuestro Amor trasformado desde otra galaxia a darnos las gracias.